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miércoles, 1 de diciembre de 2010

Vivo con ella. 2

Desde el sofá veo a través de la ventana, las cortinas ondulantes por la brisa y allá afuera un mundo bullicioso y frio.

Llovizna, escampa… llovizna, escampa… no me dan ganas de salir de aquí cuando el tiempo está así, pero desde aquí disfruto de la hermosa vista del jardín, ese árbol frente a la casa que hospeda un montón de pajaritos chillones y ese césped verde que se alegra cuando llueve.

Es un espectáculo hermoso como para no apreciarlo, es simple… pero hermoso.

Así pasan horas, voy hago algo y regreso a este uno de mis lugares favoritos… voy al baño y vengo a tomar una siestita, así se vive un buen fin de semana… disfrutando de la inmovilidad y del silencio.

Ella va y viene también, vivimos en un aparente silencio, un gesto basta, una palmadita o una mirada es suficiente para saber que quiere el otro, la escucho como se levanta de la cama y como gira las chancletas* en el piso buscándoles la forma correcta para meter sus piecitos en ellas, me emociona verla despertar, además que la estuve esperando para comer juntos, me emociona su mal humor al despertar, y yo procuro aumentarlo un poco más, me abalanzo hacia ella y la invado… en sus propias palabras “no invadas mi aura!!!”… pero ese rechazo es momentáneo y eso también me encanta.

Lo primero q hace es dirigirse al baño, la evacuación matutina de rigor y mientras orina le pone pasta al cepillo y empieza a cepillarse, yo la miro desde la puerta y ella sonríe con los ojos aun somnolientos, yo voy a prepara algunas cosas antes de desayunar.

Díganme si esta no es una forma casi mágica de amanecer un día de fin de semana?

jueves, 18 de noviembre de 2010

La otra cara de la Moneda. 1

Vivo con ella, es linda… si ustedes la vieran, tiene mal genio a veces, y desbordes de cariño otras, pero en general vivir con ella es lo mejor que me ha pasado en la vida.

Sale a trabajar bien temprano, sus despertadores danzan en los bordes de la cama, pero su sueño es muy profundo, si hace frio me toca a mí, con ayuda del arsenal de instrumentos para despertarse que ha ido comprando con los años, ver como la traigo de vuelta.

En esta lucha por hacerla despertar de buen humor lo intento todo, créanme todo. Me levanto antes q ella, muevo cosas en la mesita de noche, abro un poco las cortinas para q entre un poco de luz, por accidente rozo el control remoto del tv y presiono el botón del volumen, me le subo a la espalda, me le acuesto en las piernas, le hago piojito, me hago como si me asustara el sonido ensordecedor del reloj y de un salto estoy fuera de la cama en una de esas veces que suena y que ella medio despierta… pero nada! Lo único que ha sido realmente efectivo en los últimos años de vivir juntos es rozarle su naricita pispireta con la mía, hacerle cosquillas con mis bigotes… les cuento un secreto: Ella odia q le toquen la nariz!